Comenzamos a andar,
llevando en el pecho,
la llave de ilusiones,
que debiera abrir la puerta,
de incontables trayectos,
encontrando todo bajo cerrojo,
se abre a nuestro paso,
incertidumbres del presente,
caminas a diario,
con la esperanza,
que hoy será tu día,
pero a cada paso,
las puertas continuan,
cerradas a cal y canto.
Así,
regresas nuevamente,
al punto de partida,
agotado, sediento
y decepcionado,
sin ánimo alguno,
con la esperanza truncada,
para emprender al día siguiente,
el mismo recorrido.
Juntando,
perseverancia e insistencia,
encoentrarás unas pocas,
puertas entre abiertas,
que son pura apariencia,
donde alcanzas a divisar,
la melena,
de alguien sin nombre,
que dirige toda su atención,
al computador que tiene enfrente,
le hablas pacientemente,
no te mira,
no te escucha, no se inmuta,
solo activa su mecanismo,
como robot programado,
moviendo su cabeza negativamente.
Es indignante,
tener que soportar,
un robot humano caduco,
creyendose de alto standing,
creyendose de alto standing,
pobre robot humano,
no se percata,
que es totalmente prescindible,
y será sustituido sin aviso,
por alguien más conveniente,
igual o más,
inepto y manipulable.
Le tocará aterrizar,
de su alto vuelo,
y con su propia llave,
comenzará,
su angustioso recorrido,
encontrará para él,
las mismas puertas cerradas,
perdiendo la estabilidad,
que creía segura,
conocerá la incertidumbre
y su desalentador,
salto en el píloro,
padeciendo los insomnios,
que causa la buroracia.
Repica el despertador al alba,
debes hacer trámites importantes,
necesitas tanta documentación insólita,
necesitas tanta documentación insólita,
cita previa, horas de espera,
el autómata burocráta,
el autómata burocráta,
desde su mediocre e incómodo buró,
sigue imbuido en su ordenador,
le entregas por fin,
le entregas por fin,
la documetnación solicitada
y con cara de pedo atravesado,
¡te dice!, ya se le avisará;
y con cara de pedo atravesado,
¡te dice!, ya se le avisará;
así funciona la burocracia,
puro papeleo mediático,
hasta para el entierro.
Cuán jodida es la burocracia,
que nunca termina,
a pesar de tanto desarrollo,
gobiernos y políticos,
gobiernos y políticos,
pregonando arreglar el mundo,
al final,
es más de lo mismo,
una porquería que dura siglos
y perdurara,
sin términos medios,
en el mundo de los humanos.
Burócratas mediáticos.
de mala educación
y pésima imagen,
ahogados en desconocimiento,
ignorancia, ineptitud,
que nos cabrean,
sentados en poltronas,
por categorías,
sin ver el vacío de su acomodo,
aún menos el enjambre,
de sus neuronas,
son el pelotón de egocéntricos,
al que nos enfrentamos a diario.
Infelices burócratas,
Infelices burócratas,
no se percatan,
que tienen que soportar,
como robot de hojalata,
la escalera espiral burocrática,
por un injusto salario,
mientras que su posición,
pende de un hilo fino
y para mantenerlo,
deben lamer muchas botas,
realmente,
realmente,
se entiende,
es el pan de casa,
aunque no se comprende,
pues son los intermediarios,
que prestan atención en mayoría,
a quiénes también,
valga la rududancia,
tienen que llevar pan a casa.
Entonces,
Entonces,
¿me preguntó?, que tanto cuesta,
levantar la cabeza, prestar atención,
tener un poco de empatía
y ética profesional,
de qué te sirve tu menosprecio,
robot de hojalata,
apoltronado en buró tambaleante,
si no eres imprescindible,
sino un humano sustituible,
un jodido destronado,
si el que viene detrás,
tiene mejor recomendación.
Pensándolo bien,
Pensándolo bien,
quiero tener insomnio,
de esos,
que te hacen sentir a gusto,
de los que no quitan ni lo bailado,
porque estos,
que vivimos muchos a diario,
por la inestable sociedad que nos involucra,
son unas jodidas pesadillas,
en las que empiezas a contar ovejas
y no terminas nunca,
hasta que la copa se desborda,
y terminas mandando a alguien,
a la puñeta como mínimo,
literalmente hablando.
NDM.