En el transcurso de su vida, ha vivido situaciones y circunstancias como todos los mortales, por esto, ya nada le sorprende y solo, determinadas cosas le cautivan.
A pesar de eso, no deja de sentirse algo confusa, con sus sentimientos totalmente encontrados, después de tomarse un tiempo en soledad por decisión propia, además de las circunstancias que le motivaron, conoce a alguien en su vida, que le causa una sensación y atracción agradable, nada que ver con sentir amor pero si mucho que ver, con lo que le hace darse vuelta a detallar, charlar y activar su instinto sexual, sintiendo de cierta manera la parte compatible que le agrada del hombre que por coincidencia y estadía se cruzó en su camino.
Hace un tiempo que se conocen, la insistencia de él por acercarse a ella, ha terminado por convencerla, no ha conocido a ningún otro, que se tome tantas molestias, en insistir con perseverancia, si no existe un interés real, al menos ella no lo haría, ya que no va a la caza de lo que no le lleva a ninguna parte.
Sin embargo, el ser humano es tan persistente, que no para hasta conseguir lo que quiere, una vez satisfecha la curiosidad y el ego, dejas de ser prioridad, para convertirte en la instancia posterior a todo lo que acontece.
Las palabras conmueven, estremecen, nos aferramos a ellas, para tratar de convencernos que es real y sentido lo que nos dicen, literalmente esto dura un milésimo de tiempo, es tan breve, que no nos da tiempo a reaccionar, siempre la manera de obrar en realidad es la que dice todo, sin dejar lugar a dudas, que palabras y actitud no van de la mano, pues una desmiente a la otra..
Así como el papel aguanta todo lo que escribes, las palabras, el viento también se las lleva, por ende, solo nos queda, lo que la vista observa, esa no nos miente, a pesar, de que ocasionalmente, decidamos colocarnos la venda que todo lo justifica.
Los trayectos de su vida, han cambiado su carácter, es menos divertida, su sonrisa no fluye con desenfado y su desconfianza, es la vigía que la mantiene alerta, nunca más a vuelto amar, lo sabe, porque no a vuelto a distinguir, ese inquietante pero delicioso salto en el estómago, que sube a su garganta.
Aún así, mantiene su corazón dolido pero intacto, su esperanza, sus ganas de poder vivir nuevamente esa sensación agradable, ese cosquilleo emotivo, nervioso y fascinante, que recorre todo el cuerpo, aunque de momento irremediablemente se disipa fugazmente, puro espejismo, como magia ilusionista que desaparece con los aconteceres.
Sus sentimientos permanecen a buen recaudo, la parte sensible se escuda tras una muralla en apariencia impenetrable, su muro se puede penetrar haciéndolo resentir, pero la verborrea barata, es para aquellos de poca lectura y razonamiento ligero.
Entender la metáfora y abrir la página del rostro sería la ecuación honesta a lo que bien se resguarda para la bienvenida mutua.
Cuando solemos ser demasiado entregados, incondicionales y transparentes, se crean en ocasiones irremediables confusiones, sin embargo, se aprende a manipular la personalidad, a utilizarla y controlarla, haciendo referencia a los sentimientos, así las heridas duelen menos y nos recuperamos de las decepciones, aunque, en el retiro interior e íntimo que nos acompaña, sintamos gran pesadumbre, por reprimir la ternura y el don natural de entregar todo el amor que tenemos para dar.
El amor es como una moneda de cambio, lo devuelto nunca se equipara con el gasto, por esto mayormente se pierde más que se gana, sin embargo no deja de ser el sentimiento más hermoso de todos.
Reconoce de él, su ética especial en ese personal acercamiento corporal y mental, le atrae su inteligencia, provocando un agradable diálogo fluido, convincente, lógico entre ambos, le agrada verle, escuchar su voz grave, profunda.
Su sonrisa junto al buen sentido del humor que ella le causa, exaltan esas noches que se encuentran, donde el sexo fuerte, manso, lleno de caricias y provocaciones los envuelven hasta el amanecer, le agrada que sus arrullos acaricien sus sentidos, porque alegran su vida, le hacen sentir positiva, sin embargo, le gusta ver la diferencia que hay en ti, pero no lo que te hace igual a todos.
No esta molesta contigo, sino consigo misma, le defraudas cuando afloran tus excusas, son similares a todas las que ya conoce, lo que cambia es la manera en que se dicen, porque todos tenemos repertorio propio a la hora de justificarnos, como mujer piensa que si te tomas tanta molestia por llegar y conectar con quien te interesa, porqué mostrarse escurridizo y evasivo, realmente, es patética la muestra de inmadurez e inseguridad que representas, casualmente esa es la similitud que te hace igual a otros y no la milésima parte que te hace diferente, una pena, pues ante dicha similitud, ha perdido el interés por tus distinciones.
La diferencia que ella encuentra en ti, es esa milésima parte que la atrae, sin embargo, en los continuos encuentros, comienza a vislumbrar de manera concisa, las similitudes repetitivas que tanto le decepcionan.
..NDM.